
Cerdeña, la isla de los sardos, es una isla italiana situada en el centro del mar Mediterráneo occidental, al oeste de la península de Italia y al sur de la isla francesa de Córcega.
Aunque no se trata de una isla muy accidentada, ya que las montañas únicamente representan en torno al catorce por ciento de la geografía total, sí que cuenta con una geología muy antigua que ha sido sometida, con el largo y lento paso de los años, a un impresionante proceso de erosión. La roca caliza predomina en el paisaje y en los barrancos, aunque también existen zonas graníticas y hasta pequeños sectores basálticos que atestiguan un pasado volcánico completamente extinguido en la actualidad. Pese a no poseer el fuerte potencial montañoso de la vecina isla de Córcega, [Barrancos en Córcega] aglutina los suficientes factores para ser un destino de primer orden en la franja mediterránea y un lugar de referencia para los amantes del descenso de barrancos.

En la zona Este de la isla es donde se desarrollan los impresionantes lapiaces calizos que han favorecido la formación de una vasta red de cavidades y sistemas subterráneos y paralelamente en la superficie de la tierra, una serie de barrancos con unas características únicas y difíciles de encontrar en otras latitudes.
Aquí se amalgama de una forma magistral el mundo hipogeo con el mundo epigeo, con barrancos en cuya orografía abundan las marmitas trampa, los puentes de roca, los abrigos, las oquedades, las zonas oscuras, los pasajes subterráneos y hasta los sumideros encargados de desviar el agua al subsuelo, todo ello labrado sobre una roca caliza tremendamente modelada por la acción del agua y del tiempo.

Otra gran particularidad se da en los cañones que desembocan directamente en el mar, cerca de bonitas calas o a través de vertiginosos acantilados. Algunas de estas calas de aguas cristalinas color azul esmeralda son realmente paradisíacas, como Cala di Luna o Cala Fiuli…
