
El espeleosocorro (rescate en espeleología), es el máximo exponente de las técnicas de progresión vertical. No existe otra disciplina en el mundo de la montaña que, utilizando técnicas de progresión por cuerda, alcance el nivel de complejidad y perfección que se alcanza en la espeleología de alto nivel y especialmente en el espeleosocorro.
Si pensamos en la complejidad que puede llevar asociado cualquier tipo de rescate de una persona herida en un lugar de difícil acceso en la montaña, pensemos en la extrema complicación que puede requerir la evacuación de un accidentado en el interior de una cavidad. El accidente puede haberse producido a kilómetros de distancia de la boca de entrada y hasta a más de 2.000 metros de profundidad. Multitud de obstáculos se interpondrán entre el lugar del accidente y el exterior: grandes pozos totalmente verticales y de grandes profundidades, zonas inundadas por el agua o hasta totalmente sifonadas, que requieran el empleo de técnicas subacuáticas para su superación, largos pasos estrechos por los que a duras penas ha podido pasar el equipo de exploración, pero por el que es materialmente imposible que salga una camilla portando a un herido… Pensar en un rescate a gran profundidad y en algún tipo de cavidades estrechas y tortuosas pone los pelos de punta a cualquier espeleólogo.
Hace muchos años que el colectivo espeleológico, consciente de la complejidad que acarrea cualquier rescate subterráneo, se movilizó para crear estructuras dentro de las federaciones capaces de poder socorrer a un accidentado en el interior de una cueva. Estas estructuras, los grupos de espeleosocorro, han sido durante muchos años los únicos equipos capaces de realizar un rescate complejo en el interior de una cavidad. En la actualidad también colaboran con los grupos de rescate profesionales, que, aunque cada día son más efectivos, cuentan aún con pocos miembros operativos al cien por cien y suficientemente tecnificados. Pensemos que un socorrista profesional, difícilmente puede alcanzar el nivel técnico de una persona para la que la espeleología es su pasión y su forma de vida desde hace muchos años. Por el contrario, los grupos profesionales cuentan, generalmente, con importantes medios materiales y ofrecen una operatividad permanente, uno de los factores más determinantes y de los que pueden adolecer los grupos de voluntarios.

Existe un protocolo de colaboración entre los diferentes grupos de espeleosocorro de las comunidades autónomas de nuestro país, e incluso, con otros grupos vecinos franceses.
Hoy en día las técnicas de espeleosocorro están muy avanzadas y se han llevado a cabo rescates de alta dificultad, empleando para ello un gran potencial material y humano, técnicas de desobstrucción mediante explosivos, camillas de progresión subacuática, sistemas de posicionamiento y localización electrónicos, sistemas de comunicación subterráneos…
El sueño de cualquier espeleólogo al que le guste la técnica, es sin duda, aprender espeleosocorro e integrarse en la estructura de alguno de los grupos existentes. A mí personalmente me ha aportado muchísimo y me ha permitido aprender infinidad de técnicas. Si se dominan las técnicas de espeleosocorro es posible dominar cualquier otra técnica de progresión por cuerda con relativa facilidad, ya que no existen maniobras más complejas y avanzadas que éstas en el mundo de la montaña.