Correr la Gore-tex Transalpine-Run es correr 261 kilómetros con un desnivel positivo acumulado de 15.500 metros, cruzando los Alpes a lo largo de 4 países durante 8 días… Sin duda, la carrera de montaña por etapas más prestigiosa del viejo continente…Sí, este año decidimos tirar la casa por la ventana e invertir parte del tiempo de nuestras vacaciones y todos nuestros ahorros, en conseguir un dorsal de la Transalpine-Run. Un dorsal que se cotiza a precio de oro, pero que se ve compensado por los servicios que ofrece la organización de la prueba, los germanos de la empresa Plan B. Estamos hablando de ingeniería alemana, muy cotizada al igual que en sector automovilístico, pero tremendamente segura y efectiva…
366 equipos de 2 personas procedentes de 36 nacionalidades diferentes, tomamos la salida el pasado sábado 31 de agosto desde la ciudad alemana de Oberstdorf, atravesando una parte de Austria y Suiza y llegando a la meta situada en la ciudad italiana de Latsch 8 días después.
Una de las principales diferencias de la Transalpine-Run con respecto a otras carreras de montaña, es que obligatoriamente se debe correr en equipos de 2 personas, que pueden ser del mismo sexo o mixtos, pero que siempre han de correr juntos para no ser penalizados o eliminados de la prueba.
Desde su primera edición en 2005, la carrera se ha ganado por méritos propios un gran prestigio y año tras año cuenta además de con nosotros, los corredores del pelotón, con corredores profesionales de los principales equipos internacionales.
Nuestra participación fue bien hasta la tercera etapa, clasificándonos en la posición 11-15 entre los 111 equipos mixtos. A partir de aquí Patri comenzó a sufrir molestias en el músculo tibial, que se tradujeron en una gran inflamación del tobillo. En estas condiciones consiguió correr la 5ª etapa, pero durante la 6ª se vio obligada a abandonar debido a los fuertes dolores y a la pérdida total de movilidad del pie. Fue un duro golpe para los dos, ya que jamás hubiésemos imaginado un final así. Ya eliminados como equipo, las dos últimas etapas las corrí solo para conseguir ser uno de los finishers.
Con el paso de los días quizá aprendimos que en estas pruebas por etapas se debe ser más conservador, ya que el baile de posiciones durante las dos últimas etapas, especialmente entre los equipos mixtos, fue enorme, quedando relegados del pódium y hasta eliminados de la carrera debido a las lesiones, algunos de los equipos favoritos. Correr prácticamente un maratón de montaña diario durante 8 días, termina por pasar factura física y mentalmente, especialmente si corres con intención de ser competitivo y no simplemente con la idea de terminar la prueba.
Además del propio desgaste de la carrera, hay que valorar el desgaste que supone dormir en los campamentos facilitados por la organización, donde siempre resulta más difícil recuperarse, al dormir en el suelo con un saco y una esterilla y en zonas comunes atestadas de gente y de ruido. Prueba de ello es que prácticamente ninguno de los equipos de cabeza de carrera eran huéspedes de estos campamentos. Hasta muchas veces bromeábamos con que deberían existir dos clasificaciones, una para los corredores de campamento y otra para los corredores que se alojaban en hotel.
La clasificación final de la prueba fue inmejorable para nosotros los corredores españoles, tercer país por número de dorsales, tras alemanes y austriacos. En categoría femenina el dúo hispano-italiano formado por Oihana Kortazar y Silvia Serafini (Salomon Internacional), vencieron con autoridad todas y cada una de las 8 etapas disputadas, dándose un paseo hacía el primer puesto del cajón. En categoría mixta finalmente, aunque no sin sufrir y ganárselo a pulso en un final de infarto por el baile de posiciones, el dúo español formado por Chemari Bustillo y Nuria Domínguez se llevó el tercer puesto. En categoría masculina venció con autoridad el dúo americano-griego formado por Cameron Clayton y Dimitris Theodorakakos (Team Salomon), seguidos de dos jóvenes españoles tremendamente fuertes y hambrientos de victorias, los leoneses Pablo Villa y Manuel Merillas (Equipo Alto Sil). La tercera plaza del cajón fue para el dúo del Salomon Internacional formado por el alemán Philip Reiter y el mallorquín Tòfol Castañer, que a buen seguro echó de menos no tener un compañero de equipo más fuerte. Y es que la cara de Philip con la lengua fuera siguiendo a Tófol bastantes metros por detrás, fue un poema de la primera a la última etapa… Para qué hablar de la cara de mala leche del mallorquín…
En definitiva se trata de una gran carrera, de una gran experiencia, de unas vacaciones un tanto diferentes, donde además puedes correr con tu pareja durante 8 días seguidos. Te aseguro que te hartarás de correr y que durante las últimas etapas jurarás, una y otra vez, que no vas a volver a calzarte las zapatillas en 3 meses… También te aseguro que si tu pareja en carrera lo es también en la vida real y tras finalizar la prueba no os habéis tirado los trastos a la cabeza, habréis superado una gran prueba de fuego y contaréis con la mejor bendición para poder casaros si aún no lo estáis. Así que, ¡por Dios!, ser meticulosos en la elección de la parte contratante, porque es una parte de vital importancia, sino la que más…
Sí, han sido unas vacaciones un tanto inusuales, pero unas grandes vacaciones… corriendo casi 8 maratones seguidos, con 31.000 metros de desnivel sobre nuestras maltrechas piernas, durmiendo en el suelo, levantándonos del saco todos los días a las 5:00 de la madrugada y acostándonos tras la esperada pasta-party, la única comida decente del día, a las 7:00 de la tarde… y además pagándolas a precio de un viaje al caribe…
¿Somos imbéciles? ¿Estamos locos? Muchas preguntas de difícil respuesta, pero ahí reside parte de la magia de este deporte. ¿Qué por qué lo hacemos? Sin duda la eterna pregunta, con muchas y ninguna respuesta… Lo hacemos porque así somos felices, porque de ese modo no nos preguntamos para qué vivimos, porque para nosotros eso es vida en superlativo, pura vida! Lo hacemos porque el éxito allí no significa nada, ¿acaso vencemos a alguien salvo a nosotros mismos? Compites contra ti y luchas contra tus propios miedos.
Es cierto que a veces nos enfrascamos en una lucha inútil, que somos unos conquistadores de lo inútil… Pero, ¿qué es realmente inútil y qué no lo es? Una eterna pregunta de difícil respuesta. El fin en sí mismo no es lo realmente importante, lo realmente importante es que el camino para alcanzarlo permita que te sientas vivo, que te sientas feliz, porque la felicidad está allá dónde uno cree que debe buscarla…
Y no papá, no nos pagan por todo esto, es más, nos cuesta casi todos nuestros ahorros, ¿pero el dinero sirve para eso no? Estoy seguro que si nos pagasen simplemente no lo haríamos, al igual que si tuviésemos una respuesta menos visceral a porqué lo hacemos, simplemente no lo haríamos…
Y para el que no se crea de lo que hablo, lo mejor es que mire el reloj de Philip Reiter tras finalizar la Transalpine-Run. O estos cacharos de Suunto no funcionan muy bien, o la carrera es realmente muy dura, o él iba un poco pasado de vueltas, (Tòfol no li dónes tanta canya al xiquet alemany!!!!…) Pero que te indique que necesitas 721 horas para recuperarte, o sea, nada más y nada menos que 1 mes!!!! es un poco duro!!!!
Gracias a toda la gente que nos quiere y nos apoya. En especial a nuestros incondicionales amigos de Tururac!!! Nos vemos en las montañas, pero si es posible corriendo!!!
Más información en: www.transalpine-run.com