MONDÚBER ULTRA TRAIL 2014. ¿Del deporte también se sale? Hace meses que esta frase, del deporte también se sale, da vueltas en mi cabeza. Fue la afirmación, en tono irónico, de un médico al diagnosticarme una importante lesión en el tobillo. En ese momento comenzó un largo calvario, próximo a los seis meses, salpicado de médicos, reposo, rehabilitación… y comenzó la dura tarea de asumir una lesión, de tener que cambiar costumbres de vida, vacaciones, anular proyectos, carreras… No haber estado nunca lesionado de gravedad, me hacía más difícil asumir que ahora sí lo estaba. Comencé a entender el sentido de muchas frases que consideraba puros tópicos, relacionadas con la salud o las lesiones. Cuando uno disfruta de buena salud no siempre sabe valorarlo y no es capaz de ver la cantidad de gente que sufre y se queda en el camino a consecuencia de los problemas físicos…
Aunque mi mente intenta amontonarlas en un rincón, recuerdo perfectamente las sesiones de rehabilitación. Recuerdo como comencé a rodar en bicicleta evitando levantarme del sillín para no sobrecargar el tobillo. Fueron días, semanas y meses, en los que veía como todo el mundo a mi alrededor corría y yo no era capaz de hacerlo…
Al fin, hace ahora algo más de un mes, comencé a caminar y a intercalar paulatinamente pequeños intervalos de carrera. A veces me sentía avergonzado cuando salía a caminar y comprobaba que no era capaz de correr más de diez minutos seguidos. Mis músculos y articulaciones eran incapaces de resistirlo. ¿Dónde había ido a parar mi estado de forma anterior…?
Poco a poco conseguí correr por asfalto durante una hora seguida y hace tres o cuatro semanas, por fin, decidí dar el salto a la montaña. Necesitaba comprobar cómo respondían mis piernas al desnivel, así que me animé a realizar el recorrido del Mondúber Ultra Trail www.mondbertrail.com la carrera que se iba a celebrar en mi pueblo, Xeresa, el día 8 de noviembre. Durante dos fines de semana completé los 80Km de la carrera en cuatro etapas, pero a costa de acabar destrozado en todas y cada una de ellas. Nuevamente era capaz de correr por montaña. Mi cabeza ansiaba volver a correr y volver a competir, pero mi cuerpo era consciente de la dureza de las carreras y especialmente de la dureza de ésta. Finalmente, haciendo honor a la cabezonería y la inconsciencia, el día previo a la carrera tomé la decisión de correr, aunque con el único objetivo de intentar cruzar la meta…
Ya en la salida estaba nervioso, ni siquiera le había comentado nada a Marc, nuestro entrenador, para evitar que me echase la bronca y me quitase esta locura de la cabeza. Sin embargo, estaba muy mentalizado para intentar hacerlo bien. Gracias a las etapas de reconocimiento que había realizado previamente, pensaba que quizá sería capaz de completar la carrera en unas 12 horas, aunque también era consciente de que quizá no sería capaz de acabarla. En carrera me fui sintiendo bien y vi como, poco a poco, iba rebajando los tiempos de paso. Como es habitual en este tipo de pruebas, pasé dos o tres momentos muy malos, pero conseguí reponerme y finalmente completar la carrera en un tiempo de 10:19:28, algo que no hubiese imaginado antes ni en el mejor de los sueños…
Creo que la alimentación y la suplementación durante la carrera fueron un factor clave. Intenté cuidarla los días previos y especialmente durante la carrera, ingiriendo unas 500Kcal/hora y mimando al máximo cada detalle. Pero sobre todo, creo que la verdadera clave fue la mental. En carrera estuve muy concentrado y sobre todo motivado al ver que pasaban los kilómetros y veía que era capaz de correr nuevamente. Más de la mitad de la prueba la corrí en solitario y en varias ocasiones me saltaron las lágrimas, lloré al comprobar que volvía a ser capaz de correr y de sentirme ágil en la montaña. Me emocionaba comprobar que volvía a ser competitivo. Estas carreras tan largas se corren en gran medida con la cabeza, no obstante, mi meta era simplemente ser capaz de completar la carrera, conseguir ser el 4º clasificado de la general y el 3º veterano, fue toda una sorpresa y, sinceramente, un gran regalo, probablemente uno de los mejores de mi vida deportiva…
Esta amarga etapa me ha enseñado varias grandes lecciones. La importancia del trabajo, del sacrificio, de la constancia y sobre todo, la importancia que tiene nuestra mente y nuestra actitud en los momentos difíciles de la vida. Somos unos verdaderos privilegiados por poder disfrutar de la montaña y de las carreras. Correr conlleva asociadas toda una serie de cosas que repercuten positivamente en nuestra forma de ser, en nuestro día a día y que, sin lugar a dudas, contribuyen a hacernos mejores personas. Sólo espero poder seguir disfrutando de la montaña muchos años más. Esta lesión me hizo darme cuenta de la cantidad de proyectos que podían desvanecerse dejando un vacío en mi vida muy difícil de llenar. Proyectos, sueños, que están en mi lista particular y que espero hacer realidad algún día. Cada oportunidad de hacer un sueño realidad no hay que desperdiciarla porque probablemente no se repetirá. Los años pasan inevitablemente y con ellos la vida. Quizá del deporte también se sale, pero resulta muy duro!!…
MONDÚBER ULTRA TRAIL 2015. El pasado sábado se celebró el Mondúber Ultra Trail 2.0, con salida y llegada en la población de Xeresa (Valencia). Algo más de 600 personas tomamos la salida en las distintas modalidades de la prueba: marcha, carrera de niños, media maratón, maratón y ultra. Esta última, la prueba reina de la jornada, se disputó sobre una distancia de 83Km con aproximadamente 4.100m de desnivel positivo. Los vencedores absolutos del ultra fueron Víctor Bernad, con una marca de 9:59:29 y PATRICIA LÓPEZ, con un tiempo de 13:23:42. Por mi parte, terminé en la 4ª posición absoluta y 2º veterano, con un tiempo de 10:34:13…
Tanto Patri como yo, estamos muy felices de finalizar la temporada con un resultado como éste. Tras un año en el que no hemos competido mucho y nos hemos centrado en otras actividades en la montaña, conseguir un resultado así y además corriendo en casa, ha supuesto para ambos una gran inyección de moral. Cuando uno es consciente que sólo es un corredor popular de segunda fila, que no tiene una genética especial para este deporte y que además, ya ha cumplido los 40, terminar una dura carrera en una posición destacada, siempre representa una gran inyección de adrenalina y la recompensa al esfuerzo y el trabajo realizado cada día. Sin duda, es el mejor premio a muchos años de pasión por la montaña. Y aunque innegablemente, a todos nos gusta tener nuestro particular minuto de gloria de vez en cuando, no debemos olvidar dónde estamos y por qué hacemos esto. Vivimos una era en la que muchas cosas se hacen simplemente por el mero hecho de hacerlas públicas, mucha gante no las haría si no pudiese contarlas, sin embargo, la esencia de este deporte, de la montaña, está muy alejada del mundanal ruido y de las redes sociales…
Como acostumbro a hacer después de una carrera, el martes Patri y yo salimos al anochecer a correr nuevamente por la falda del Mondúber. Una salida en la que sólo íbamos a rodar, a soltar las piernas, sin reloj, sin ritmos, sin pulsaciones, sin gente, sin ruido, simplemente a saborear lo logrado unas horas antes, a disfrutar de la montaña en soledad, a la luz del frontal y viendo como una luna llena increíble aparecía en el horizonte. Y es que, sin duda, en pequeños grandes momentos como éste, radica la verdadera magia de nuestro deporte, de la montaña. Las montañas se convierten con el paso del tiempo en una forma de vida. No sabes por qué, pero sabes que allí te sientes feliz. No te preguntas para qué vives, porque sientes que estás viviendo con intensidad cada momento. Las montañas son pura vida, así que nos vemos en las montañas, pero si es posible y mientras el cuerpo aguante, corriendo por favor!!