Una vía ferrata es un itinerario de montaña que discurre por zonas de difícil acceso. Se encuentra equipado con diversos elementos, generalmente metálicos, para asegurar en todo momento la progresión y hacerla accesible a gente con escasos conocimientos de escalada. Gracias a la ayuda de grapas metálicas, clavijas, presas, cadenas o puentes colgantes, es posible en función de la vía, ascender con relativa facilidad a través de paredes verticales y zonas realmente escarpadas, que de otro modo serían únicamente accesibles a experimentados escaladores. Un cable de acero, a modo de línea de vida, recorre toda la vía y permite al usuario estar en todo momento asegurado mediante un cabo de anclaje doble y un arnés, protegiendo así cualquier tipo de caída que se produzca durante la progresión por la vía.
Las vías ferratas nacieron a mediados del siglo 19 en los Dololmitas Austriacos, para facilitar el acceso a algunos picos. Años después, durante la Primera Guerra Mundial, se equiparon infinidad de senderos con fines militares en todo este macizo, que tras concluir la contienda militar pasaron a utilizarse a nivel deportivo.
En España las primeras vías ferratas deportivas se equiparon a principios de la década de los 90 en las montañas catalanas de Monserrat, aunque ya existían algunos caminos equipados con clavijas en el Pirineo Aragonés y en la Sierra de Guara desde finales del siglo 19.
A principios del siglo 21 fue cuando realmente comenzó el boom de las vías ferratas en nuestro país. Actualmente existen muchos itinerarios equipados por toda España, principalmente en el Pirineo aragonés y catalán y algunas vías ferratas con longitudes y desniveles importantes, como la Ferrata Regina, situada en el Pantano de Oliana (Lleida).
Nosotros conocimos las vías ferratas en el país de los Pirineos, Andorra, allá por el año 2002. Desde aquel entonces nos enganchamos a la actividad, realizando bastantes vías por España y después en Francia, Suiza e Italia. Conocer las vías ferratas y las montañas de los Dolomitas Italianos fue realmente una experiencia única. Vías de dificultad y gran longitud en alta montaña y además situadas en uno de los macizos montañosos más bonitos y singulares de la tierra. Y no sólo lo digo yo, sino también alguien que sabe algo de montañas, el gran alpinista Reinhold Messner. Si os gustan las ferratas y la montaña ir a los Dolomitas, las montañas más bonitas del mundo…