En el año 2000 realizamos en Nepal el trekking del Everest. Guardo excelentes recuerdos del que fue mi primer gran viaje. Durante tres semanas, junto a mi amigo Roberto Pons, conocí el país, sus costumbres, el budismo y especialmente las grandiosas montañas que desde hacía años veía en los reportajes del legendario programa de Televisión Española, Al Filo de lo Imposible.
Formo parte de aquella generación que creció soñando con los documentales de Al Filo. De la generación que forjó sus valores gracias al sentimiento de la montaña que nos inoculaba en cada episodio Sebastián Álvaro y tantas otras personas del equipo. Son multitud de nombres imposibles de enumerar en unas líneas: Eduardo Martínez de Pisón, Juanjo San Sebastián, Ramón Portilla, Iñaki Ochoa de Olza y, tantos otros grandes aventureros, que nos permitían viajar y soñar cada noche de los domingos desde el sillón de nuestras casas. Esos guiones cargados de filosofía con los que Sebastián Álvaro adornaba aquellas imágenes imposibles hicieron mella en muchos de nosotros. Recuerdo perfectamente aquellas frases llenas de sentimiento, frases que aún hoy día guardo en la memoria y en aquella hoja en las que las anotaba a medida que las iba descubriendo en cada programa.
A todos ellos van dedicadas estas líneas y mi más sincero agradecimiento, por marcar los valores de una generación de jóvenes españoles inquietos como yo. Gracias!