Maratón del Aneto 2010
En primer lugar, quiero agradecer a mi amigo Valentí Zapater que nos hiciese muchas de las fotos que hay en esta página. Él, fue el fotógrafo oficial de la organización de la carrera. Incansable biólogo, espeleólogo y fotógrafo del medio natural. Podéis ver su trabajo en la Web: www.shan.cat Otras de las fotos fueron realizadas por Fotoxtreme.
Esta carrera es una de las más duras en las que he participado hasta la fecha y es, sin duda, en la que más he sufrido. Y no sólo por las características propias de la prueba, que pese a ser la hermana pequeña de las competiciones que componen el Trail del Aneto, salva 42 kilómetros y 1.900 metros de desnivel positivo, si no por las condiciones en las que la afronté aquel caluroso 31 de julio…
La semana de la carrera había estado enfermo y con fiebre. Andrea, nuestra hija, nos había contagiado una infección intestinal que había mermado mis fuerzas y me había dejado muy débil. Patricia también había pasado la enfermedad, pero unos días antes y además se había recuperado mucho mejor que yo. La mala hierba nunca muere, o más bien quizá debería decir que yo soy un poco delicado y debilucho… Quizá esto último sea lo más acertado. Realmente tenía serias dudas sobre si estaría en condiciones para la carrera y además, mi madre como buena mamá, me decía que estaba loco, que no abusase y que me quedara en casa. Me repetía una y otra vez que si seguía a ese ritmo iba a tener secuelas irreversibles!! Pero como buen hijo, no le hice demasiado caso y decidí ir a Benasque.
Las horas previas a la carrera no me sentía demasiado bien, sabía que no estaba en mi mejor estado de forma y lo que se me venía encima. A las 10 de la mañana ya nos salía la pasta por las orejas, era importante comer pronto para poder asimilar bien la comida y llegar a las 2 del mediodía, hora inhumana de la salida, en las mejores condiciones.
Finalmente llegó la hora y se dio la salida. Recuerdo como durante los primeros kilómetros le decía a Patricia que dónde iba tan rápido, que bajase el ritmo!! No me sentía bien y me costaba aguantar el ritmo de carrera que estaba imponiendo. A duras penas fui aguantando kilómetro tras kilómetro. Poco después de pasar junto a los Baños de Benasque, nos cruzamos con nuestro amigo Vicent, estaba sufriendo una pájara e iba caminando…
A la altura de los Llanos del Hospital paramos un instante para llenar los bidones de agua en el río. A partir de aquí comenzaba el ascenso hacía el Puerto de la Picada, punto culminante de la carrera y era importante llevar agua. Toda la prueba se realizaba en autosuficiencia, siendo obligatorio para cada participante acarrear con el agua, comida y material técnico indispensable establecido por la organización. A partir de este punto comenzó el verdadero calvario. A medida que ascendíamos iba buscando el punto donde creía que estaba el Puerto de la Picada, pero miraba el altímetro y nos quedaba mucho desnivel por subir, algo no me cuadraba. Intentaba pensar que el reloj se había desajustado, porque de lo contrario nos quedaba aún un mundo por subir… pero lo había calibrado justo antes de salir… Y efectivamente las máquinas raras veces se equivocan, el Puerto de la Picada estaba tan alto que no alcanzábamos aún a verlo, menuda paliza nos esperaba…
Comenzó una fuerte subida donde casi todos íbamos caminando. Aquí nos cruzamos con nuestro amigo Paco, que se había quedado sin agua y al igual que Vicent, también iba muy tocado. Patri le dio el único bidón de agua que le quedaba y comenzó a subir a un ritmo que me fue imposible mantener. Ella ya iba sin agua y a mí también se me había acabado. No teníamos ni una gota. Unos kilómetros atrás pensaba que a esa cota íbamos a encontrar muchos puntos en los que coger agua, pero todo estaba extrañamente seco, el calor apretaba y mucha gente estaba sufriendo el mismo problema de deshidratación.
Cuando afrontaba el tramo final del ascenso a la Picada, comenzaron a descender los corredores de cabeza. Menudo ritmo más infernal que llevaban. Poco después pasaron Josep y a algunos minutos Patricia. Durante la bajada de la Picada conseguí alcanzar nuevamente a Patricia, ninguno llevaba agua y estábamos deshidratados. Yo iba seco y reventado, pero ella iba francamente bien. Finalmente llegamos al río y todos nos abalanzamos a mojarnos y a llenar los bidones de agua. Creo que me bebí de un trago un litro de agua…
A partir de este punto Patricia comenzó a sacarme ventaja y desapareció. El resto de la carrera lo hice prácticamente en solitario y los kilómetros se me hicieron muy, muy duros, bajando progresivamente el ritmo debido al agotamiento. Poco a poco fue pasando el infierno y llegué a Benasque. Los últimos metros por dentro del casco urbano del pueblo fueron increíbles, por la emoción de haber conseguido acabar la carrera pese a mi lamentable estado físico y especialmente por el calor de la gente que te aplaudía incansablemente.
Cuando crucé la meta Patricia hacía unos minutos que había llegado y, además, había conseguido dejar atrás en los últimos kilómetros, a otra corredora junto a la que había luchado gran parte de la prueba. HABÍA GANADO LA CARRERA!!!!!! Menudo memento y menuda emoción. Su marca 5:24:49. Josep también había terminado en 11ª posición con una increíble marca de 5:16:32. Yo llegué en 18ª posición, con un tiempo de 5:28:54. Además, Patricia y yo habíamos conseguido ganar la clasificación de los equipos mixtos. Como no, quiero destacar el increíble registro del ganador de la carrera, el castellonense Vicente David Ballester, que paró el crono en 4:14:21. Él completó el recorrido en 1 hora y pico menos que nosotros, INCREIBLE, REALMENTE UN EXTRATERRESTRE!!
Estaba contento, pero destrozado, había conseguido acabar la carrera, pero a un alto precio, porque realmente estaba muerto. Nada más cruzar la meta me fui directo a la furgoneta. Recuerdo como iba caminando hacia el parking y casi no podía ni andar, tenía angustia y dolor de barriga. Después de vomitar varias veces y de pasarme más de una hora sentado en el váter, me metí en la cama… Sobre las 12 de la noche me desperté muy recuperado, me di una ducha, comí un poco y me metí nuevamente en la cama, aunque sin mucho sueño. Al fin comenzaba a disfrutar de nuestro pequeño logro, sí pequeño, pero realmente grande para nosotros. Patricia había conseguido su primer gran triunfo en una carrera a nivel nacional y con cierto renombre y yo, un corredor mediocre pero cabezota, había aportado mi pequeño granito de arena, al fin y al cabo, era la parte contratante de la primera parte, del primer equipo mixto clasificado!!!
Dos Caras del Aneto 2011
Durante el año 2010 participé en el maratón del Aneto sufriendo una verdadera odisea… Pero nuestra cabeza, hábilmente, siempre trata de borrar los malos momentos, así que no sé muy bien si por falta de memoria o por cabezonería, en el 2011 decidí sufrir un poco más y me apunté a la siguiente prueba de las tres que componen el Trail del Aneto: las Dos Caras del Aneto (67Km de recorrido y 3.870m de desnivel positivo).
En la salida estaba tranquilo porque sabía que, dentro de mis posibilidades y limitaciones físicas, había hecho los deberes, preparando la prueba concienzudamente. La única cuestión que me hubiese gustado evitar, habría sido la de enlazar la carrera con las vacaciones que previamente habíamos pasado en Dolomitas durante cerca de dos semanas, por el desgaste físico que ello había supuesto, pero las fechas no nos habían dado otra opción…
Finalmente, Patricia no pudo acompañarme porque no se había recuperado aún de su lesión de cadera, así que Andrea y ella me apoyaron desde la línea de salida y de meta…
La carrera fue perfecta hasta que alcanzamos el Puerto de Coronas, punto hasta el que me mantuve en una posición bastante adelantada. Durante la bajada fui un buen rato detrás de la primera mujer, manteniendo un ritmo alto. Si toda seguía así, calculaba que podía acabar por debajo de las 10-11 horas que me había fijado como objetivo. Sin embargo, al poco comencé a sufrir un fuerte dolor abdominal que me hizo bajar el ritmo, después me obligo a caminar y finalmente a pararme por el intenso dolor. Así llegué a la zona de acampada del Plan de Senarta, caminando y con mucho dolor. Creo que la goma de las mallas me apretaba demasiado… En Senarta el dolor era insoportable, así que me senté en la hierba con idea de abandonar la carrera. Empecé a pensar en el fracaso, en todo el esfuerzo y tiempo entrenando, en la frustración que ello suponía… La verdad es que estaba hundido. Al poco se acercó a mí un nene como no debía tener más de 4 añitos y me dijo: «porque te paras… que tus amiguitos se marchan…», sus padres le gritaron desde lejos que no me molestara… Sus palabras me tocaron el corazón, fueron una inyección brutal de moral, así que decidí levantarme y comenzar a caminar nuevamente.
Con el paso de los kilómetros y tras cambiarme las mallas por otras que llevaba en la mochila y que me apretaban menos, el dolor fue bajando y pude acabar la carrera trotando, aunque a un ritmo muy lento. Así llegué finalmente a Benasque tras 11:31 horas, agotado, con el estómago desecho por los geles, pero con la satisfacción de haber ganado la batalla al dolor y sobre todo a mi cabeza. Las carreras de ultra-distancia se corren con las piernas, pero especialmente con la mente… En fin, ¿en el 2012 hacemos los 100Km de la Vuelta al Aneto?
Toda la información necesaria puede obtenerse de la página Web oficial del Trail del Aneto: www.trail-aneto.com